Durante la época anterior a las últimas elecciones en
Israel y también luego, durante los días que pasó paseando por la Argentina, la
vieja estudiosa se percató de un fenómeno gramatical que influye dramáticamente
en la vida de la gente en ambos países: la desaparición del signo de interrogación.
Las frases aseverativas - que son frases que enfatizan categóricamente su condición
de afirmativas - y las frases negativas llenan prácticamente el espacio escrito
y auditivo en los dos países. ¡Por
supuesto las aseverativas y las negativas incluyen también a las frases
exclamativas! ¡Y mucho! El que necesite ejemplos, está invitado a abrir un
diario, cualquier diario – el "que miente" o el "que solo
refleja la verdad", en la Argentina; el que declara que el primer ministro
es "el líder que necesita este pueblo" o el que escribe que el primer
ministro es "una catástrofe para este pueblo", en Israel.
Hasta hace unos años, los adolescentes en ambos países
finalizaban sus frases, al hablar, con un signo de pregunta. Podías saber la edad de una persona por la entonación interrogativa
de sus frases, aunque sólo te estuvieran indicando una dirección en la calle. Hoy,
incluso esa cantinela interrogativa adolescente ha desaparecido. Pero en su
lugar, muchos adultos hablan como adolescentes – en blanco y negro, sin
tonalidades intermedias y creyéndose únicos dueños de una única verdad.
El signo de interrogación es doble sólo en español:
abre y cierra una frase indicando que se trata de una pregunta. En otros
idiomas basta con colocarlo al final. Cuando preguntamos, buscamos obtener una información o aclarar una duda o elegir una alternativa. A veces la pregunta es "retórica" - refuerza el propio punto de vista mediante el
diálogo con un interlocutor, dando por hecho que éste tiene el mismo parecer y
sin esperar realmente una respuesta. En realidad las preguntas retóricas no
buscan nueva información, ni siquiera intentan enriquecer o ampliar la información
que ya se posee, sino que vuelven una y otra vez sobre las mismas ideas o
mensajes. Son las que más les gustan a los políticos y a la gente que cree que
existe una sola verdad y que ellos la poseen.
La palabra verdad se usa
generalmente para designar al acuerdo entre una afirmación y los hechos o la
realidad a la que dicha afirmación se refiere. Y la realidad, como se sabe, depende de los
ojos del que la ve, siempre y cuando la quiera o la pueda ver...
A esta vieja estudiosa, un poco por vieja y mucho más por
estudiosa, le da mucha pena la escasez o la carencia de dudas y de pensamiento crítico
con el que se encuentra a cada paso. Países divididos por muros de intolerancia, en los
que la gente del otro lado es siempre la culpable de todos los males de la tierra y solamente los de este lado saben lo que se
debe hacer para mejorar la realidad y al final lo que generalmente hacen si son
políticos es buscar una empresa
publicitaria que proponga un lema o un mensaje más directo, menos complicado, que
no genere preguntas y si no lo son, se aprenden de memoria ese mismo lema o
mensaje y lo repiten hasta el cansancio. La directora de una de esas empresas publicitarias en Israel, no solo no tiene dudas acerca de nada sino que "educa" a la gente en forma explicita para que no se le ocurra cuestionar nada. Ella misma aparece en todas sus propagandas y termina siempre su discurso diciendo "se los digo yo, ne-ku da". Es decir, punto final. No hay lo que agregar y menos si se trata de una frase con signo de pregunta. A muchos escuche decir, especialmente en la Argentina al preguntarles sobre las fuentes de su informacion: "lo lei en el Internet" y creen que ese es un certificado de credibilidad. No tengo lo que agregar. Ne-ku-da.
Volvemos a la interrogación y no por casualidad. Ayer
fue el último día de la festividad de Pesaj, la Pascua judía. Esta
festividad comienza con el seder, una reunión familiar alrededor de la
mesa festiva en la que en forma ordenada (la palabra seder significa
orden en hebreo) se comen determinados manjares típicos y se lee la Hagadá, la
narración acerca de la libertad. La
palabra Hagadá viene del verbo lehaguid - decir. "Ve
higadeta le binjá" – "le dirás a tu hijo" es la frase más
importante de la Hagadá. ¿Y cómo le transmitirás a la nueva generación tu
propia masoret, tu historia y tu tradición para que la conviertan a su vez en su propia historia y tradición, se
sientan pertenecientes a su grupo y se sientan seguros de su identidad? Le enseñarás
a preguntar. El seder comienza
con el Ma nishtaná - cuatro preguntas que formula el niño más pequeño de
la familia, preguntas que nunca se responden directamente. Preguntar es un
signo de libertad, prueba de que podemos libremente investigar, analizar,
satisfacer nuestra curiosidad intelectual. El Talmud de Jerusalén enseña que
habiendo sido esclavos somos sensibles y reacios a caer en el error de
esclavizar a otros. Ningún hombre podrá gozar de su propia libertad mientras
oprima a otro ser humano. Más aun, nadie podrá ser enteramente libre mientras
existan oprimidos en el mundo. De la Mishná (Pirkei Avot 2:15-16) aprendemos
que "No estás obligado a completar la tarea, pero tampoco eres libre de
desistir de ella". Eres libre, pero eres también responsable por la
libertad de tu prójimo.
Otro texto que trata la cuestión de la formulación de
preguntas en la Hagadá es el que describe a los
más simples y el que no sabe preguntar, no tiene idea de lo que sucede o todavía no cuenta con un idioma que le permita formular preguntas. Son muchas las interpretaciones que se pueden dar a este texto – puede que los cuatro hijos representen distintas características de la personalidad de un mismo individuo (sabiduría, rebelión, simpleza y silencio) o que se trate de cuatro etapas de la vida – el bebé que no tiene lenguaje para preguntar, a medida que crece y se convierte en un niño interroga acerca de todo. En la adolescencia pregunta y se rebela para confirmar su identidad y siendo adulto, la experiencia le da el saber que lo conduce a la plenitud. O puede que simbolicen cuatro generaciones: la primera sigue los preceptos del padre, la segunda se rebela contra ellos, la tercera se somete sin comprender y la cuarta ni siquiera sabe que no los conoce.
"Bejol
dor vador jaiav haadam lir'ot et atzmó keilu iatzá mi-Mitzraim" –
"en cada generación debe el hombre considerarse como si él mismo hubiese
salido de Egipto". Rememoramos el Éxodo en su sentido histórico, pero hay
una exigencia más: la de reflexionar e indagar acerca de cuál es nuestro propio
Egipto, cuál es la liberación de la que debo participar en mi ámbito, en mi época.
¿Qué significa para mi generación, ahora y acá, pasar de la esclavitud a la
libertad?¿Qué les decimos a nuestros propios hijos cuando les
narramos el relato de la Hagadá acerca de "los cuatro hijos"? Les
decimos: -No seas como el ingenuo que ignora los dramas de su mundo. No seas
como el perverso, que los conoce, pero no hace nada para modificarlos. Intenta
llegar a sabio, y procura emplear tu sabiduría en servicio de los demás.
Y para los que se olvidaron del valor de la pregunta, aquí van algunos
ejemplos de preguntas que siguen resonando en el alma de la gente a pesar que
los que las formularon ya hace mucho que no estan.
"¿Quién es sabio? Aquel que aprende de cada persona (Pirkei Avot 4:1)"
"Ser o no Ser?" Shakespeare
"¿Qué es poesía? – dices, mientras clavas en mi pupila tu pupila azul.
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas? Poesía...eres tú"
Bécquer
Hola Zule aca leyendo en el largo viaje del colectivo 92 hacia el taller de fotografia Llevo en mi cuaderno varias preguntas para mi joven profe Hoy el trayecto se me hizo mas corto...
ResponderEliminarHola Zule aca leyendo en el largo viaje del colectivo 92 hacia el taller de fotografia Llevo en mi cuaderno varias preguntas para mi joven profe Hoy el trayecto se me hizo mas corto...
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